– La disciplina de la intimidad diaria: Compromiso total, abre tu corazón y no retengas
nada. Juega salvaje, valiente, tierna e intensamente. El miedo y el dolor aprisiona el
corazón. Haz lo contrario de lo que estos te dictan y la pasión se volverá a encender. –
– La disciplina de la polaridad (el poder de las energías danzantes): Siente, comprende y aprecia lo que tu pareja necesita y servirle ahora. Sé su montaña. La presencia es un estado donde nada te estremece. Sé su alegría. La alegría es el regalo de vida.